El Universo

ECOLOGÍA Ricardo Zambrano 22 de noviembre, 2020 – 06h35

El mensaje en medio de la plazoleta del centro de Puerto Ayora, Santa Cruz, era claro: “Los galapagueños no queremos que desangren nuestro mar”. A los carteles los acompañan residuos como botellas y tanques plásticos, sandalias usadas, sartenes, redes, microplástico, dispositivos agregadores de peces.

Todo esto llega al archipiélago impulsado por las corrientes. Además, había figuras de papel que simulaban ser tiburones capturados por artes de pesca.

Fue una manera de protestar contra las diferentes presiones que soporta la Reserva Marina de Galápagos (RMG). Voluntarios del Frente Insular y del colectivo Más Galápagos realizaron esta representación el pasado miércoles.

Todos los presentes, incluido el presidente de Gobierno de Galápagos, Norman Wray, apoyan la idea de la ampliación de la RMG. Afirman que es una forma de proteger a las más de 3.000 especies marinas, entre ellas cerca de 500 endémicas, que habitan en esta zona de 40 millas náuticas.

Eliécer Cruz, coordinador de Más Galápagos, colectivo que cuenta con el apoyo de más de 130 organizaciones, indica que actualmente la RMG tiene problemas de contaminación, sobrepesca y pesca ilegal, y que con la llegada del cambio climático la presión para el archipiélago sería “nefasta”.

Afirma que la flota atunera industrial nacional tiene 115 barcos cerqueros actualmente. Un aumento considerable comparado a 1998, cuando eran 45. Además, según Cruz, subió la capacidad de captura de 300 o 600 toneladas por barco a 2.000.

También incrementó el uso de dispositivos agregadores de peces, más conocidos como plantados. “A esto hay que sumarle 99 barcos palangreros que también se acercan a la Zona Exclusiva Insular y las casi 300 embarcaciones nodrizas que llegan”, dice.

Según Más Galápagos, en 2019, 97 embarcaciones palangreras desembarcaron en Manta, Jaramijó y Anconcito tiburones pescados (incidentalmente) en el este del archipiélago. Los barcos realizaron 743 viajes de pesca, utilizaron más de siete millones de anzuelos y capturaron más de seis mil toneladas de tiburón. “Esta es la presión que estamos enfrentando”, añade Cruz.

Todos estos datos fueron entregados a la Asamblea Nacional, pero Cruz lamenta el trato que han recibido en el Legislativo. Afirma que incluso el tiempo que se le ha dado a las organizaciones para sus intervenciones en varias comisiones legislativas ha sido menor al otorgado a los representantes del sector pesquero.

De hecho, la Comisión de Soberanía Alimentaria y la Comisión de Soberanía, Relaciones Internacionales y Seguridad se pronunciaron en contra de una posible ampliación de la RMG.

Cruz indica que si no logran la ampliación a través de la Asamblea buscarán que el Ejecutivo cree una nueva reserva marina a lado de la actual RMG y si no lo consiguen analizarán los mecanismos para organizar una consulta popular a nivel nacional.

Desde el 2018, ingresaron a la RMG 136 embarcaciones de pesca industrial con bandera ecuatoriana, algunas de ellas fueron retenidas con pesca ilegal a bordo, indica Danny Rueda, director del Parque Nacional Galápagos (PNG). Estos barcos no están en el registro pesquero propio del archipiélago.

Sin embargo, Rueda aclara que muchas veces los ingresos de esas embarcaciones no necesariamente son por pesca ilegal, pero afirma que ningún ingreso está permitido. El registro se ha levantado gracias a un sistema de vigilancia que implementa el PNG.

Estas declaraciones han causado asombro y preocupación en el sector pesquero industrial, indica Guillermo Morán, gerente de Tuna Conservation Group (Tunacons).

Señala que en varios foros sobre la RMG en los que han participado autoridades y en las rendiciones de cuenta del PNG de los últimos años “nunca” se ha hablado de esa cifra de barcos.

Por eso, han pedido información detallada de estos ingresos: “En la rendición de cuentas del actual director se hablan de monitoreos y de embarcaciones turísticas retenidas, barcos de pesca extranjeros y nacionales, pero no llega a esa cifra”, dice.

Según el ejecutivo, este tipo de cifras y noticias “le hacen daño” al sector pesquero nacional a nivel mundial, ya que esta industria está “colaborando” para mejorar las pesquerías. Aunque si se llegase a comprobar cualquier tipo de pesca ilegal debe ser sancionada, indica Morán.

También rechaza que se hable de un “desangramiento” de la RMG: “Nunca se ha hablado de un desangramiento y nunca lo han demostrado”, refuta.

Además, señala que el sector pesquero industrial se opondrá a una ampliación de la RMG o la creación de un corredor marino mientras no haya evidencia científica que demuestre la necesidad del incremento y la restricción de actividades pesqueras.

Dice que proteger a las especies de forma pragmática es trabajar con los pescadores para que devuelvan vivos al mar todas las especies capturadas incidentalmente, enseñar buenas prácticas de pesquería y “no cerrar un área”.

Cruz afirma que los estudios estarán a finales de diciembre próximo: “Quedará muy clara la necesidad de ampliar las 40 millas o la creación de una nueva reserva”. (I)