El corredor que se forma entre la Zona Económica Exclusiva (ZEE) Continental de Ecuador y la Insular se ha convertido en un punto estratégico para las flotas extranjeras. La llegada de estos barcos, especialmente asiáticos, se repite cada año y se estima que su impacto en la biodiversidad cada vez aumenta. ¿Pero qué es lo que hace que estos se movilicen desde el otro lado del mundo hasta este punto?
Pablo Guerrero, director de Conservación Marina de World Wildlife Fund (WWF) en Ecuador, explica que lo interesante de esta zona son las condiciones oceanográficas, ya que hay una confluencia de corrientes como la de El Niño, de Cromwell y la de Humboldt. Esta última trae masas de agua muy frías que producen el surgimiento de zonas de afloramiento de nutrientes, que son la base de la cadena trófica de los océanos.
La productividad de esta área atrae a especies de importancia comercial y a otras necesarias para la conservación de los ecosistemas. Aunque los barcos que se encuentran entre la ZEE Continental y la Insular no han ingresado a aguas ecuatorianas, se han convertido en un obstáculo para tiburones, tortugas y todo tipo de peces amenazados. “Si los barcos cruzaron o no la frontera es irrelevante porque los animales ya los hicieron”, dice Alex Hearn, profesor de la Universidad San Francisco de Quito.

Hasta este punto del océano se conoce que llegan flotas calamareras, como las que se encuentran actualmente, que buscan al calamar gigante de Humboldt. Este es un recurso ya afectado por la sobreexplotación y los efectos del cambio climático. Su extracción masiva produce impactos en los ecosistemas y en los tiburones, ya que es su alimento principal.

En el caso de las flotas palangreras, la preocupación es la pesca incidental. Hearn identifica a cinco especies de tiburones que habitan en esta zona como las más amenazadas por la presencia de estos barcos. El tiburón ballena es uno de los que más contacto podría tener con las flotas.
Los investigadores creen que estos animales dejan la zona costera en enero y llegan a Galápagos por el suroeste, que es una zona de alta productividad, donde se alimentan. En junio suben a Darwin, se van al oeste y otra vez se desplazan a lo largo del frente ecuatorial.

Otro de los más amenazados es el martillo común o cachuda roja que pasó de ‘En Peligro’ a ‘En Peligro Crítico’ en el 2019. Estos son más vulnerables para la flota ecuatoriana o costarricense porque cada año salen de la reserva marina y empiezan su ruta a Isla del Coco.

Para Hearn, el sedoso es el que más problemas puede tener con las embarcaciones extranjeras. De esta especie no hay mucha información en el país, pero un individuo marcado en las Galápagos en 2012 fue registrado después en Clipperton, en el sudoeste de México. Los datos dicen que pueden ser nómadas de aguas abiertas; pero cuando se topan con un islote como Darwin y Wolf, tienden a quedarse porque es zona productiva.

En Galápagos se pueden encontrar dos especies de tiburones rabones que son el pelágico y el ojogrande. Ambas están enlistadas en Cites y son consideradas ‘Vulnerables’. Aunque no se conoce sobre su abundancia en la zona, estas fueron encontradas al interior de la embarcación Fu Yuan Yu Leng 999 en el año 2017.

En cuanto a especies comerciales, Guerrero dice que la Reserva Marina de Galápagos es una gran exportadora de biomasa de pelágicos grandes como atunes, peces picudos y dorados. Estos se concentran en estos sitios donde encuentran condiciones adecuadas para alimentarse y después salen hacia otras zonas del Pacífico oriental.

A pesar de que las flotas ecuatorianas deben regirse a ciertas normas que incluyen respetar vedas, zonas de cierre y llevar observadores a bordo en barcos de determinado tamaño, las flotas asiáticas palangreras no necesariamente siguen estas reglas. Esto es un problema, dice Guerrero, ya que sin la presencia de observadores, no se puede saber si sus largos palangres están ingresando a la ZEE, aunque el barco esté en aguas internacionales.

Esta zona, además de ser rica en biodiversidad, tiene una gran cantidad de minerales. Theofilos Toulkeridis, geólogo de la Universidad de las Fuerzas Armadas ESPE, explica que estos son más abundantes en los sitios donde la placa oceánica es más joven. En el fondo marino de Galápagos existen nódulos de ferromanganeso y metales básicos como plomo, cadmio y zinc. Toulkeridis dice que todavía no hay la tecnología de explotación, pero en Japón y Alemania se están haciendo pruebas.

Maximiliano Bello, asesor ejecutivo de la organización internacional Mission Blue, cuenta que “lamentablemente” toda la cordillera submarina no está protegida y la presencia de las flotas extranjeras actuando en la zona significa que están tomando los recursos que nacen y crecen en este pasillo entre el continente y las islas.

Para Bello, existen pruebas suficientes de que es necesario cerrar este paso e incluirlo como aguas ecuatorianas. El investigador dice que Ecuador debe liderar la negociación para un marco regulatorio en altamar y llamar a los países vecinos para combatir la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada.

Otros de los puntos que resaltan los especialistas son la eliminación de los subsidios que otorgan los países asiáticos y europeos a sus flotas, lo que fomenta la sobreexplotación de los mares, y que se prohíban totalmente los trasbordos en altamar, lo que haría inviable la pesca de estos barcos en los exteriores de Galápagos.

Fuente: https://www.elcomercio.com/tendencias/flota-extranjera-amenaza-recursos-galapagos.html

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